Holy Fracture/Santo Fracaso

Palm/Passion Sunday 2020

They didn’t train us for this in seminary. And by this, I don’t mean pastoring through a global pandemic, or becoming video producers or online educators. Although most of us didn’t know much about that before the COVID-19 quarantine, so we’re all learning on the job, no?

No nos entrenaron para esto en el seminario. Y no me refiero a pastorear a través de una pandemia global, o convertirme en productor de videos o educador en línea. Aunque la mayoría de nosotros no sabía mucho sobre eso antes de la cuarentena de COVID-19, entonces todos estamos aprendiendo en el camino, ¿no?

But what I really mean is that they didn’t train us for the end of the world as we know it. For the kind of situations that an observer might describe as “the earth shook, and the rocks were split. The tombs were also opened.”

Pero lo que realmente quiero decir es que no nos entrenaron para el fin del mundo tal como lo imaginamos. Para el tipo de situaciones que podrían describirse como “la tierra tembló, las rocas se partieron y los sepulcros se abrieron.”

 I confess, as a Bay Area resident, that I don’t think of an earthquake as a harbinger of Good News. I’ve also lived in southern lowlands where bodies might float up in a flood, hence the heavy stone slabs that cover graves in Louisiana. That experience never portends wells either.

Confieso, como residente del Área de la Bahía, de no pensar en un terremoto como un presagio de Buenas Nuevas. También he vivido en tierras bajas donde los cuerpos interrados pueden flotar en una inundación, de ahí las pesadas losas de piedra que cubren los sepulcros en Louisiana. Esa experiencia tampoco augura nada bueno.

So even if seminary did train me to theologize about the death and resurrection of Jesus Christ, I’m still a human being who flinches at the prospect of disaster. I notice that Matthew didn’t flinch, though. He described the most frightening and haunting details of Jesus’ death, which tore through not only the veil of the temple, but indeed the earth itself. And that may just be the good news we need right now.

Entonces, aún si el seminario me capacitó para teologizar sobre la muerte y resurrección de Jesucristo, todavía soy un ser humano que se estremece ante la perspectiva del desastre. Sin embargo, noté que Matthew no se estremeció. Describió los detalles más inquietantes de la muerte de Jesús, que rasgó no solo el velo del templo, sino también la tierra misma. Y esa puede ser las buenas nuevas que necesitamos en este momento.

Before we came to understand death on the cross as salvation, before it meant forgiveness of sins, before it became a sign of God’s sacrificial love and a symbol of church, the cross was simply a crisis. Of unfathomable proportions.

Antes de llegar a entender la muerte en la cruz como la salvación, antes de que significara el perdón de los pecados, antes de que se convirtiera en una señal del amor sacrificial de Dios y un símbolo de la iglesia, la cruz era simplemente una crisis. De proporciones inigualables.

And the death of Jesus was like an earthquake. When the earth shook and the rocks split, all that we humans assumed—all that we thought we knew, all in which we had become complacent—was shaken to its core. Upended and crashed to the ground. Never to be the same again.

Y la muerte de Jesús fue como un terremoto. Cuando la tierra tembló y las rocas se separaron, todo lo que los humanos asumimos—todo lo que pensamos que sabíamos, todo en lo que nos habíamos vuelto complacientes—fue sacudido hasta el fondo. Volcado y estrellado contra el suelo. Nunca a volver a ser lo mismo.

At Golgotha, the ground literally and figuratively shifted under our feet. Theological constructions—like the ones theological students of Jesus’ day might have learned—imploded. The idea of God incarnate stretched credulity to its limits, the idea of the messiah arriving in Jerusalem without army was foolishness, the idea of God being executed as a common criminal broke the known theological frameworks altogether. From the moment when the long-awaited sovereign rode into town on a donkey and a colt, the meaning of kingdom—and the citizenship and community that it fostered—began unraveling.

En el Gólgota, el suelo se movió literal y figurativamente bajo nuestros pies. Las ideas teológicas—como las que los estudiantes de teología de la época de Jesús podrían haber aprendido—explotaron. La idea de Dios encarnado extendió la credulidad hasta sus límites, la idea de que el mesías llegara a Jerusalén sin ejército era una tontería, y la ejecución de Dios como un criminal común rompió los marcos teológicos por completo. Desde el momento en que el tan esperado soberano llegó a la ciudad en un burro y un potro, el significado del reino, y la ciudadanía y la comunidad que fomentó, comenzó a fracasarse.

As we enter into the holiest week of our Christian year in this year 2020 of our Lord, much of what we had taken for granted in our day is also unraveling. This is what no seminary—no high school nor law school—prepares us for. Only the living of it prepares us, and only when we commit ourselves to live it fully. That is, to embrace the crisis and tragedy of our current situation as deeply as we would embrace Holy Week.

A medida que entramos en la semana más santa de nuestro año cristiano en este año 2020 de nuestro Señor, gran parte de lo que habíamos dado por sentado en nuestros días también se está fracasando. Esto es lo que ningún seminario—ni escuela secundaria ni escuela de derechos—nos prepara. Solo el vivirlo nos prepara, y solo cuando nos comprometemos a vivirlo plenamente. Es decir, abrazar la crisis y la tragedia de nuestra situación actual tan profundamente como abrazaríamos la Semana Santa.

The crisis of our current situation is not given to us as a punishment for anyone. Nor is it given that we might grow spiritually. If it were, I’m sure I’d be failing miserably. But what God always does give us—in good times as much as hard—is a chance to grow closer to God.

La crisis de nuestra situación actual no nos ha dado como castigo por nadie. Tampoco se da para que podamos crecer espiritualmente. Si lo fuera, estoy seguro de que estaría fallando miserablemente. Pero lo que Dios siempre nos da, tanto en los buenos tiempos como en los difíciles, es una oportunidad de acercarnos a el.

And through God, we also grow closer to the people God loves the most. You’ll meet them anew in our readings this week: the wavering disciples, the mourning women, the bickering bandits. The characters that live inside of all of us some of the time, if we are honest with ourselves. It is for these sorts and conditions of humanity that Jesus gave himself fully, as both king and crucified. It is for the likes of us, in our own moment of crisis, that he gave himself.

Y a través de Dios, acercamos a las personas que Dios más ama. Los encontrarán de nuevo en nuestras lecturas de esta semana: los discípulos vacilantes, las mujeres de luto, los bandidos en disputa. Los personajes que viven dentro de todos nosotros algunas veces, si somos honestos con nosotros mismos. Es por estos condiciones de humanidad que Jesús se entregó por completo, como rey y crucificado. Es para nosotros, en nuestro propio momento de crisis, que él se entregó.

Give yourselves back, people of God. Give yourself to your hopes for a better social order, to your grief for what is not yet, to your confusion when it doesn’t shape up as you wish, to your fear. Because what Holy Week teaches us, year after year, is that these exactly are the situations  where God shows up. And stays, no matter how bad things get.

Entréguense, pueblo de Dios. Entréguense a tus esperanzas de un mejor orden social, a se pena por lo que aún no está, a su confusión cuando no se forma como desean, a su miedo. Porque lo que la Semana Santa nos enseña, año tras año, es que estas son exactamente las situaciones en las que Dios aparece. Y se queda, no importa lo mal que se pongan las cosas.

The assumption-shattering earthquake of a crisis was not easy then, nor it is not easy now. But the one way that is certain to get us through it is the crisis of the cross: yesterday, today and forever.

El terremoto devastador de una crisis no fue fácil entonces, ni tampoco es fácil ahora. Pero la única forma de superarnos es la crisis es por medio de la cruz de Jesucristo: ayer, hoy y siempre.

Author: Julia McCray-Goldsmith

Julia McCray-Goldsmith
Julia McCray–Goldsmith is the Episcopal Priest-in-Charge serving Trinity Episcopal Cathedral in San Jose California

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