Fire and Ash/Fuego y Cenizas

Ash Wednesday 2022

A priest friend of mine told me a story about visiting  a crematorium and peering through the peephole that allowed him to see a human body in the process of becoming ash. The body was luminous, he said. The process seemed to generate more of a glow than a conflagration: my friend described it as something akin to a sunset.

Un sacerdote amigo mío me contó una historia sobre visitar un crematorio y mirar por la mirilla que le permitió ver un cuerpo humano en proceso de convertirse en cenizas. El cuerpo era luminoso, dijo. El proceso pareció generar más un resplandor que una conflagración: mi amigo lo describió como algo parecido a una puesta de sol.

This is because the body serves as its own fuel, as the crematory operator explained to him. Of course that process of thermal oxidation is present during life as well as death. Our bodies consume cells at the rate of some 300 billion per day. Later or sooner: we will all return to the ash whence we came. But in the meantime, we are made to burn.

Esto se debe a que el cuerpo sirve como su propio combustible, según le explicó el operador del crematorio. Por supuesto, ese proceso de oxidación térmica está presente tanto durante la vida como durante la muerte. Nuestros cuerpos consumen células a un ritmo de unos 300 mil millones por día. Tarde o temprano: todos volveremos a las cenizas de donde vinimos. Pero mientras tanto, estamos hechos para arder.

What neither science nor cremation technology could explain to my friend, however, was the shock of recognition he felt when he saw the name attached to the luminous corpse. It was the same as his own. Whose bodily disposition was he witnessing, anyway?

Sin embargo, lo que ni la ciencia ni la tecnología de la cremación pudieron explicarle a mi amigo fue el impacto del reconocimiento que sintió cuando vio el nombre adherido al cadáver luminoso. Era igual que el suyo. ¿La disposición corporal de quién estaba mirando?

As he was telling me this story, I felt a certain shock of recognition as well. That’s what Lent is, no? Our invitation us to peer into the peephole of our own mortality. To look bravely at those biological and spiritual processes of burning that will inevitably return us to the same inert minerals—the dust and ash—that God breathed life into at the beginning of creation.

Mientras me contaba esta historia, también sentí un impacto de reconocimiento. Eso es la Cuaresma, ¿no? Nuestra invitación a asomarnos por la mirilla de nuestra propia mortalidad. Mirar con valentía esos procesos biológicos y espirituales de combustión que inevitablemente nos devolverán a los mismos minerales inertes, el polvo y la ceniza, a los que Dios insufló vida al comienzo de la creación.

Fire. It demands our attention and threatens our safety. Ask Moses, whose encounter with the burning bush sent him on a perilous journey to free his people. Or ask the disciples trembling behind closed  doors when tongues of fire came upon them and filled them with words of fearsome power. Fire speaks, fire leads, fire purifies.

Fuego. Exige nuestra atención y amenaza nuestra seguridad. Pregúntale a Moisés, cuyo encuentro con la zarza ardiente lo envió a un peligroso viaje para liberar a su pueblo. O pregúntale a los discípulos temblando detrás de las puertas cerradas cuando lenguas de fuego vinieron sobre ellos y los llenaron con palabras de temible poder. El fuego habla, el fuego guía, el fuego purifica.

Fire is also dangerous. I’m a native of desert climes, so I grew up under the constant threat of fire. But it’s not just Californians who suffer the effects of a warming planet. In that sense, we are not so different from the people to whom the prophet Joel addressed his lament. They were facing ecological catastrophe—in the form of a plague of locusts—and the prophet called them to rededicate themselves to God. Not for the hatred of self or of sin, but for the love of God whom they knew to be gracious and merciful. Because our safety in insecure times is always God.

El fuego también es peligroso. Soy nativo de climas desérticos, por lo que conozco la amenaza constante del fuego. Pero no son solo los californianos los que sufren los efectos del calentamiento del planeta. En ese sentido, no somos tan diferentes del pueblo al que el profeta Joel dirigió su lamento. Se enfrentaban a una catástrofe ecológica, en forma de plaga de langostas, y el profeta los llamó a volver a dedicarse a Dios. No por el odio a sí mismos o al pecado, sino por el amor de Dios, a quien conocían como clemente y misericordioso. Porque nuestra seguridad en tiempos inseguros es siempre Dios.

Biblical fire usually serves as a sign of vitality, not extinguishment. Yes, some ash will be created in the process of burning—and indeed the entire cosmic process will result in ash—but in the meantime, God invites us to live as people lit up as with passionate fire. With the ardor of love, we might say.

El fuego bíblico generalmente sirve como señal de vitalidad, no de extinción. Sí, se creará algo de ceniza en el proceso de quema, y de hecho todo el proceso cósmico resultará en ceniza, pero mientras tanto, Dios nos invita a vivir como personas encendidas como con fuego apasionado. Con el ardor del amor, podríamos decir.

In the fullness of time, our lesser desires will burn away, just as life consumes our mortal bodies. Our sun, in its natural stellar evolution, will finally consume this fragile earth, our island home. And all of this is not punishment for our sins; it is simply the way the universe was designed by a loving God. The Lord who is full of compassion and mercy, slow to anger and of great kindness, will not be overcome by natural processes nor by ecological crisis nor by human sin. But instead, will invite us—time and again—to return to God as our first love.

En la plenitud del tiempo, nuestros deseos menores se quemarán, así como la vida consume nuestros cuerpos mortales. Nuestro sol, en su evolución estelar natural, consumirá finalmente esta frágil tierra, nuestra isla natal. Y todo esto no es castigo por nuestros pecados; es simplemente la forma en que el universo fue diseñado por un Dios amoroso. El Señor que es compasivo y misericordioso, lento para la ira y grande en bondad, no será vencido por los procesos naturales ni por la crisis ecológica ni por el pecado humano. Pero en cambio, nos invitará, una y otra vez, a volver a Dios como nuestro primer amor.

We might think of our traditional Lenten disciplines—prayer, fasting and almsgiving—as a kind of spiritual kindling. For a season, they are a practice of burning away the lesser loves of self-centeredness and overconsumption so that the greater love of God—which is inherently relational and self-giving—can become more clear in our sight.

Podría pensar en nuestras disciplinas tradicionales de Cuaresma (oración, ayuno y limosna) como una especie de encendido espiritual. Por un tiempo, son una práctica de quemar los amores menores del egocentrismo y el consumo excesivo para que el gran amor de Dios, que es relacional y de entrega, pueda volverse más claro a nuestra vista.

Lent offers us a but a peephole into the greater burn. Into the searing certainty that that we must ultimately give everything back to the God who gave us carbon-based life in the first place. So why not give some of the classical disciplines of Lent a try? You might even discover, as the apostles and mystics have, that there is no loss in losing everything for the sake of the Gospel.

La Cuaresma nos ofrece solo una mirilla hacia la quema mayor. Hacia la certeza abrasadora de que, en última instancia, debemos devolverle todo al Dios que nos dio la vida basada en el carbono en primer lugar. Entonces, ¿por qué no probar algunas de las disciplinas clásicas de la Cuaresma? Incluso podrías descubrir, como lo han hecho los apóstoles y los místicos, que no hay pérdida en perderlo todo por causa del Evangelio.

May the mark of ash—the remnant of fire—invite us into the wisdom of the fourth century desert monastics, who taught what spiritual disciplines are for. Abba Lot came to Abba Joseph, the story goes, and said: Father, according as I am able, I keep my little rule, and my little fast, my prayer, meditation and contemplative silence; and, according as I am able, I strive to cleanse my heart of thoughts: now what more should I do? The elder rose up in reply and stretched out his hands to heaven, and his fingers became like ten lamps of flame. He said: Why not become fire?

Que la marca de la ceniza, el remanente del fuego, nos invite a la sabiduría de los monásticos del desierto del siglo IV, quienes enseñaron para qué sirven las disciplinas espirituales. Abba Lot vino a Abba José, cuenta la historia, y dijo: Padre, según puedo, guardo mi pequeña regla, y mi pequeño ayuno, mi oración, meditación y silencio contemplativo; y, según puedo, me esfuerzo por limpiar mi corazón de pensamientos: ¿qué más debo hacer ahora? El anciano se levantó en respuesta y extendió sus manos al cielo, y sus dedos se volvieron como diez lámparas de llama. Él dijo: ¿Por qué no convertirse en fuego?

Author: Julia McCray-Goldsmith

Julia McCray-Goldsmith
Julia McCray–Goldsmith is the Episcopal Priest-in-Charge serving Trinity Episcopal Cathedral in San Jose California

2 thoughts on “Fire and Ash/Fuego y Cenizas”

  • Julia, I’ve just finished reading your meditation, and before that, John Donne’s last sermon, “Death’s Duel”, preached at Whitehall to the king on Ash Wednesday, 1630, as Donne himself was dying. A definite resonance between two fine preachers.

    • Thank you, friend. I’m going to read John Donne now. In the all-English version of this sermon (which I preached at The Villages in the morning), I used a lot of George Herbert poetry. But I wasn’t going to try to translate that…!

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